"El lector puede ser considerado el personaje principal de la novela, en igualdad con el autor; sin él no se hace nada." Elsa Triolet

EL FORASTERO MISTERIOSO


Esta vez el forastero, por misterioso que pareciera, no se presentó con cuernos, ni con rabo, ni con patas de cabra. Al contrario, «vestía ropa nueva y buena, era guapo, tenía un rostro atractivo y una voz agradable». Pero hizo y dijo cosas que quedarán para siempre grabadas en la memoria desasosegada de los hombres. Mark Twain, con una leve entonación de cuento de hadas, casi fuera del tiempo y del espacio, escribió una alegoría sobre la condición humana y la absoluta relatividad de todas las cosas, tan inquietante en su aparente sencillez, que al cerrar el libro el lector acaba preguntándose abrumado si la existencia humana es sólo un sueño o una pesadilla.

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