"El lector puede ser considerado el personaje principal de la novela, en igualdad con el autor; sin él no se hace nada." Elsa Triolet

GANADORES DEL X CONCURSO DE POESÍA Y RELATO CORTO ORGANIZADO POR EL AMPA "NOVUM MILLENIUM"

El pasado 27 de mayo las madres del AMPA Nuevo Millenium entregaron en la biblioteca los premios a los ganadores de este curso, que han sido:
Heliodoro García Gascón (1º A), en Poesía, y José Francisco Rabasco (1º B), en Relato Breve. 
 Por otra parte, los participantes en este concurso, que este año han sido premiados con un ejemplar de El Quijote,  han sido:
 o   Isabel Ansino (1º A)
o   Lidia Serrano (1º B)
o   Nerea D. Pantoja (2º B)
o   Laura Torres (2º B)
o   Antonio M. Valenzuela (2º B)
o   Jimena Vallejo (2º B)
o   Carmen Hidalgo (3º A)
o   Isabel Porras (4º A)
o   María Rabasco (4º B)

¡ENHORABUENA A LOS GANADORES Y PARTICIPANTES!

Estos son los trabajos ganadores:
POESÍA SOBRE EL AMOR
El amor,
¿qué es el amor?
El amor es aquello
que siento yo.

A veces duele,dicen.
A veces no,
pero lo que sí sé
es que te quiero de corazón.

Según estudios,
el amor no es algo repentino,
pero que quieres que te diga...
¡si de ti no me olvido!

¡Qué bonito eso de decir:
“En el mundo,
seguro que hay alguien,
hecho sólo para mi”!
Heliodoro García (1º A) 


PAN

Hace mucho, muchísimo tiempo, existía un semidiós llamado Pan, hijo de Hermes (Mensajero de los Dioses) y de una de las hijas de Drops (Rey de los Driopes). Al nacer, como era mitad hombre y mitad animal del género caprino, lo abandonaron en un río para que muriera, pero como era un semidiós logró sobrevivir, y con su inteligencia inventó la famosa flauta de Pan, hecha con juncos del río. Todos los días, Pan mostraba su tristeza por haber sido abandonado por sus padres, entonando tristes pero bellísimas melodías, y todos los seres del bosque, conmovidos por su gran pena, le dieron comida durante unos años, hasta que fue capaz de procurársela por sí mismo.

                Fue pasando el tiempo  y Pan fue desarrollando técnicas para relacionarse con la Naturaleza a través de la música de su flauta. Los pájaros aprendieron a cantar escuchando a Pan, las plantas que vivían alrededor suya crecían más fuertes y desprendían mejores aromas y los árboles agitaban sus hojas de alegría al escucharlo.

                Un día, fue a visitar a un viejo árbol el cual le solía decir a la gente que lo visitaba cuál era su mayor reto en la vida. El árbol se lo pensó mucho y, antes de contárselo, dudó si comunicárselo porque creía que era demasiado para él. Pero, al final, le dijo que su mayor reto en la vida sería conseguir que la gente lo aceptara en la sociedad.

                Pan se fue a casa muy preocupado porque él creía que debía hacer algo más importante y difícil, y para asegurarse de que era su verdadero reto. Al día siguiente fue otra vez al árbol y se lo volvió a preguntar, pero le tocó antes una pieza para que dijera lo que de verdad pensaba. El árbol le dijo entonces que su destino sería ir al Árbol Madre y convertirse en su alumno para aprender todo sobre la Naturaleza, y así intentar hacer algo para ser recordado siempre.

                Eso sí le pareció un verdadero reto a Pan, y partió al día siguiente hacía el Norte, donde se encontraba el Árbol Madre. Pan andaba todos los días sin descansar, alentado por su esperanza de conseguir llegar al Árbol Madre y ser su primer y único alumno.

                Cuando llevaba cien días y cien noches, Pan se derrumbó por el enorme esfuerzo, y ya no se pudo levantar más.

                Se despertó en una cueva, pero no recordaba haber llegado hasta ella. Se adentró en la misma explorando por si había alguien. Cuando ya creía que estaba sólo escuchó una voz que decía: “¿A dónde vas viajero, no tienes a dónde ir?”. Pan se paró en seco y dijo: “Muéstrate, no tengas miedo, no quiero hacerte daño”. Aquella voz respondió: “No me estoy escondiendo, estoy detrás de ti”. Pan se giró lentamente y al darse la vuelta no vio a nadie. La voz  dijo: “Estoy delante de ti”. Pan preguntó: “¿Eres el árbol, o una criatura que está dentro de él?”. ”Soy el árbol”, dijo.

                Pan le preguntó que si era él el famoso Árbol Madre, confirmándoselo. El Árbol Madre le contó que desde ese momento sería su alumno, y que no lo acogía así porque sí, sino porque había sido el único capaz de llegar hasta él y vivir para contarlo. Y además le dijo que él mismo había hecho el camino más duro, para que sólo un verdadero héroe pudiera conseguirlo y así convertirse en su alumno.

                A partir de ese día, el Árbol Madre le fue enseñando cómo funcionaba la Naturaleza, le dijo que todos los seres formaban un gran súper-organismo interconectado por las raíces de los árboles, a través de las cuáles se pasaban toda la información entre ellos, que con la música se podía conseguir que los planetas se colocaran en posiciones diferentes respecto a la Tierra, que  ésta era redonda y no plana como la gente creía, y que no era el centro del Universo, sino que giraba alrededor del Sol, y no al contrario como todos pensaban…

                Pan iba apuntando toda esta información en su diario, por las noches, al finalizar la sesión del día, para que no se le olvidaran las cosas aprendidas.

Así pasaron unos años, hasta que un día, el Árbol Madre le comunicó que ya estaba preparado para cumplir con su destino. Le dio varias opciones para elegir, entre otras, la de hacer que todos los animales del planeta escucharan su música, admirando las bellas notas; que los planetas, al tocar Pan, se alinearan todos con la Tierra y el Sol y produjeran ultrasonidos acompañándolo; que los ríos cambiaran su curso y caudal; que los peces nadaran a contra corriente, subiendo las cascadas saltando; que pararan las guerras en el mundo durante diez siglos…

Pan se fue a la cama pensándolo mucho, decidiendo cuál prefería hacer pero, como estaba muy cansado, se quedó dormido sin haberlo decidido. A la mañana siguiente, al despertarse decidió, después de darle muchas vueltas, hacerlo todo.

Al contárselo, el Árbol Madre se quedó muy sorprendido, y le dijo que eso era imposible, que era demasiado para una sola persona, pero Pan insistió mucho y al final lo convenció de que debía hacerlo todo, y así ser reconocido como el mayor músico que jamás había existido.

La función empezó al anochecer, cuando el Sol se ponía. Comenzó haciendo un ritual para que la música llegara a todos los rincones y para que fuera más intensa y emotiva. Después cogió su flauta de pan y empezó a tocar. Al principio no ocurrió nada, pero cuando llevaba una hora tocando, empezó a escuchar el río diferente, después escuchó el viento chocar contra las hojas de los árboles, los pájaros cantar. También escuchó cómo saltaban los peces del río. Así pasó otro par de horas, hasta que empezó a notar vibraciones en el cuerpo, al principio no sabía lo que era, pero al final recordó que los planetas debían producir ultrasonidos, también vio cómo se desplazaban los planetas, alineándose con la Tierra y el Sol. Cuando ya había sucedido todo lo previsto, Pan decidió parar, pero pensó que aún le faltaba algo más, y siguió tocando. Pasó otra hora, y cundo ya estaba a punto de rendirse, notó algo raro, como si la Tierra se estuviera frenando, y era cierto, se estaba deteniendo.

Pan dejó de tocar muy asombrando y admiró lo que había hecho. Las cosas siguieron así durante todo el día siguiente, volviendo poco a poco a la normalidad, sin embargo quedaron algunas secuelas: los planetas siguieron sonando toda la eternidad; se siguen alineando cada cierto tiempo, y además, siguen el plano de la eclíptica;  algunos peces siguieron nadando contra corriente; la Tierra no tuvo guerras hasta cien siglos después, y no diez; los filósofos griegos empezaron a estudiar la música para comprender mejor la Naturaleza y el Universo…

Pan, rendido después de tocar tanto rato, y además por la fuerza del hechizo, murió de cansancio. Pero su muerte no fue en vano, porque había apuntado todo lo que había aprendo, y los griegos, siglos después, encontraron su diario. Así, poco a poco, y desde entonces, se fueron descubriendo los secretos de la Naturaleza, y transmitiéndolos de generación en generación.                                                                                                                                “Filósofo”
José Francisco Rabasco (1º B)

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